NOCHES BLANCAS

«El hombre debe basar su felicidad mediante el sufrimiento: es la ley de la tierra» Esta frase simplifica el pensamiento y la obra de Fiódor Dostoievski, donde retrata el dolor con una sensibilidad extrema.
Las noches blancas excitan extrañamente a los espíritus, el insólito fenómeno de la luz nocturna pone en los ánimos de los petersburgueses desacostumbradas fantasías, percepciones y sentimientos inusuales. De ahí que nunca lleguemos a saber completamente si el amor que se le revela al protagonista dostoievskiano no es en realidad más que un sueño, una fantasía de comienzo de verano.
La tensión de sus historias y la habilidad de Dostoievski para atraer a los lectores hasta el último momento, son características comunes en todas sus novelas. Esto sucede en la desdichada historia de Niétoschka Nezvánova, que aunque se empeñe, no le es fácil hallar la felicidad. O en el relato de un hombre acompañado únicamente por la soledad, con la ilusión de enamorarse y que ve la esporádica posibilidad de hallar en las calles de San Petersburgo, el amor de su vida.