Descripción
«Una banda de arrogantes adolescentes sancionando sus propias leyes. Los ojos de nuestros amigos muertos nos miraban a toda ahora. Eran espíritus protectores aguardando nuestra visita. Montañas de ofrendas al dios más inmoral desperdigadas a nuestros pies. Un lago lleno de papeles de merca abiertos y lamidos. Dormíamos solo como breve tregua en la guerra contra la sociedad».
Investido por delincuentes venerados, blindado con ropa de marca, henchido de cadenas de oro el pecho y montado en una moto ajena, el protagonista doma el agravio de que algunos tengan todo y otros, nada. Primogénito de una joven adicta al cine y a la cocaína y de un ciruja, hermano de muchos y nieto de una evangelista devota y del dueño de un aguantadero, César González vindica su linaje. Urgido por un hechizo vital, grita su réquiem a los amigos. Inmune al feísmo, la condescendencia y los arquetipos, esta novela lujuriosa y austera es a la vez el primerísimo plano de los devastadores años 90. Un wéstern como los de la tele. Uno de balaceras y choques y persecuciones. Uno de policías y ladrones. De heridos y muertos.