Descripción
Celia de la Serna no fue simplemente la madre del Che. Julia Constenla biografa y amiga la rescata del discreto segundo plano que eligio pese a que desde muy joven acepto correr los riesgos que implicaban sus compromisos culturales eticos y politicos. Desde la comoda infancia de una nina de buena familia su educacion en un elegante colegio porteno los desafios juveniles a la sociedad de la epoca la participacion en organismos de apoyo a los aliados en la Segunda Guerra Mundial hasta la defensa de la revolucion cubana. No acepto las reiteradas invitaciones del Che a instalarse en La Habana donde podia colaborar con el trabajo y la construccion de su hijo. Prefirio difundir los logros de la experiencia cubana lejos de la isla que amaba pese a que por hacerlo mas de una vez fue atacada a balazos y soporto la carcel y la clandestinidad. Constenla tambien se asoma a otras historias familiares. Desde la infancia de un nino acosado por el asma la juventud en busca de un destino hasta madurar compartiendo sus busquedas con la vieja como la llamaba en la mayor parte de sus cartas una opcion de lucha tal como lo atestigua la correspondencia que intercambiaron. Cuando aquel nino ya no era Tete o Ernestito sino el comandante Guevara su madre seguia recibiendo noticias detalladas de sus esperanzas sus pocas zozobras y muy rara vez algo que el mismo califico como nostalgia tangueril . Solo se que tengo una necesidad fisica de que aparezca mi madre y yo recline mi cabeza en su regazo magro y ella me diga mi viejo con una ternura seca y plena… Ernesto Che Guevara.