Descripción
Este libro relata un hecho real, conmovedor, penoso e indignante. Se trata de la historia de cómo el inmenso poder económico mal habido de un personaje que proviene del riñón del nazismo y que lleva aún con orgullo indisimulado dicha condición, ha atrapado bajo su férula, primero, durante la dictadura de Stroessner toda la influencia política posible para exprimir los recursos naturales del Paraguay, que en este caso fueron sus tierras y bosques, a fin de obtener grandes beneficios sin contrapartida alguna para el Paraguay. Pero lo más repudiable de la acción del personaje fue el haber sido uno de los soportes civiles de la larga, despótica y asesina dictadura de Stroessner. Luego de la caída de éste, para pasar desapercibido, el personaje dejó el país y hasta se mandó sacar uno de sus apellidos, que pertenece a una de las familias directamente involucradas nada menos que con Adolfo Hitler. Pero su siniestra presencia no se ha ido del Paraguay. Está presente agazapada en la sombra, desde donde practica uno de los nefastos vicios de la politiquería paraguaya como es el tráfico de influencias, que usa con buena conciencia para destruir vidas inocentes en complicidad con políticos, con jueces y fiscales venales, y con pseudo abogados, sin valor ni honor, pero siempre listos para prestarse a planes siniestros. Se trata de Gabriel C. Zichy Thyssen, el dueño en el Paraguay de la Estancia «Toro Blanco», nazi de pura cepa, nieto de Fritz Thyssen, financista de Hitler que desató la Segunda Guerra Mundial, causando 50 millones de muertos y una destrucción casi completa de Europa. En la Argentina, Zichy Thyssen fue uno de los financistas civiles de la dictadura militar de los años 1976-83, que causó 30 mil desaparecidos, y en el Paraguay hizo lo propio con Stroessner, con miles de muertos y desaparecidos. En el presente sigue traicionan do a Paraguay mediante la manipulación de la justicia, la ley y sus instituciones, con la finalidad de perseguir y destruir inocentes. Es una historia real, lamentable, increíble, penosa y patética, que debe terminar de una vez por todas en nuestro país, y eso solo lo puede hacer el ciudadano decente y de coraje.
